lunes, 31 de diciembre de 2018

Autogestión popular sanitaria en Francia para atender a los chalecos amarillos heridos en las manifestaciones

Al menos cuatro personas han perdido una mano y otras nueve un ojo a causa del llamado armamento no letal usado por la policía francesa contra los chalecos amarillos. La sociedad se autogestiona para prestar asistencia sanitaria en las calles a las decenas de heridos que se cuentan cada sábado. Son los/as "street medics".


Ante las manifestaciones de los gilets jaunes (chalecos amarillos), el Ministerio del Interior francés ha ejercido una demostración de fuerza: blindados de la gendarmeria, cañones de agua, policía a caballo, lanzadores de flash-ball motorizados, granadas lacrimógenas, aturdidoras y dispersoras. Ha convertido el gas lacrimógeno en la atmósfera de las manifestaciones que toman las calles de Francia cada sábado desde hace un mes. La violencia policial ha desencadenado un alto nivel de organización de los equipos de street medic (médicos de calle), voluntarios y voluntarias que asisten con primeros auxilios a los/as manifestantes y eventualmente a la policía.

La represión a las protestas también se cuenta en número de detenciones, muchas de ellas efectuadas antes mismo del inicio de las movilizaciones. Según el diario Le Monde, solamente en París, el sábado 24 de noviembre hubo 103, que pasaron a 412 el sábado 1 de diciembre y a 1082 en la manifestación del 8, día en que en toda Francia el despliegue policial fue de 89.000 efectivos.

“El despliegue policial en estas manifestaciones tiene la finalidad de atemorizar y disuadir a la gente de manifestarse, no de protegerla”, señala Pascal Gassiot, miembro del Observatoire des Pratiques Policières (OPP), una organización creada entre la Liga de Derechos Humanos, la Asociación de Abogados de Francia y la Fundación Copernic en cooperación con el Centre National de Recherche Scientifique.

“Ir a una manifestación no debería ser peligroso cuando el derecho a manifestarse es constitucional. Necesitar la presencia de street medic ya es de por sí delirante”, opina Virgil Leprince, que estudia en el Institut d’Études Politiques de Toulouse (IEP). Virgil ya había ejercido de street medic en su ciudad, Caen, durante las manifestaciones contra la Ley del Trabajo en 2016, “pero de una forma mucho más desorganizada e improvisada”, señala.


El viernes 7 de diciembre por la noche, Mathilde Mourgues e Yves Cartailler, ambos estudiantes del IEP, asistieron a una reunión preparatoria en un parking a las afueras de Toulouse. Allí se encontraron con otras 50 personas. “Ninguna daba su apellido. Solo se autocalificaba como 'confirmada' o 'no confirmada', lo que significa disponer o no de conocimientos de primeros auxilios”, relata Mathilde, que se declaró confirmada. Ella es bombera voluntaria en Figeac, su pueblo de nacimiento.

Unas horas antes del inicio de la manifestación se reúnen para darse algunas consignas, repartirse el material sanitario, que en gran parte donan las farmacias, y organizarse. “Formamos un equipo por persona confirmada, que normalmente será también quien tome las decisiones en el momento de la acción”, explica Mathilde. Ella era la confirmada del equipo que cubría el frente de la manifestación del 8 de diciembre. Asistió sobretodo a heridos de flash ball, que habían recibido impactos en las piernas, en las costillas y en la cabeza.

“Los LBD (lanzador de bolas de defensa) o lanzador de flash ball son armas semi-letales, deberían ser el último recurso antes de sacar la pistola”, explica Gassiot, quien, sin embargo, constata que la policía las utiliza cuando todavía tiene munición de granadas lacrimógenas.

En Toulouse, un hombre de 29 años sigue en coma después de haber recibido un impacto de flash ball en la cabeza durante la manifestación del 1 de diciembre. Al menos nueve personas han perdido un ojo por un impacto de bola de caucho en el marco de las manifestaciones de los Gilets Jaunes, según el balance del colectivo Desarmons-les (Desarmémosles) a día 19 de diciembre. 

Los/as street medic se identifican por vestirse con camisetas blancas y un casco señalados con una cruz roja. Llevan mascarilla y gafas de esquiar o acuáticas (como muchos manifestantes, para minimizar el efecto de los gases). Hay personas que salen por su cuenta con la mochila llena de gasas o sérum fisiológico. Pero los que están organizados bajo el Secours Volontaires de Toulouse han notificado su presencia a la Prefectura, “por lo que en teoría la policía tendría que respetar nuestro trabajo”, señala Virgil. De hecho, hay unidades que han asistido a policías heridos.
“Cuando hay una carga, nosotros nos quedamos pegados contra un muro con las manos levantadas. La policía debería pasar de largo, para que, una vez calmado el movimiento de la masa, podamos asistir a los heridos”, narra el estudiante. Sin embargo, el sábado 15 de diciembre, mientras su equipo esperaba poder ir a buscar a quienes necesitaban asistencia, las Compañías Republicanas de Seguridad —un cuerpo policial francés— les tiraron tres granadas lacrimógenas y les dispararon con el cañón de agua. El mismo sábado, a otro equipo le confiscaron el material.

“No es fácil encontrar un lugar seguro donde atender a los heridos entre las nubes de lacrimógeno, las cargas de flashball o las granadas. Es una situación muy estresante”, expresa Mathilde. El sábado 8, Yves estaba asignado en el mismo equipo que ella, en el frente. Pero sufrió un ataque de ansiedad cuando la policía empezó a cargar con granadas poco después de iniciar el recorrido, que ese día coincidió con la Marcha por el Clima. Una vez recuperado, Yves se fue hacia la parte de atrás, donde se adhirió al grupo a cargo de los heridos graves.

Al menos cuatro personas han perdido la mano a causa de granadas GLI-F4, que contienen explosivos y gas lacrimógeno, según el balance de Désarmons-les. Las granadas GLI-F4, con 20 gramos de explosivo Tonite, han sustituido las granadas ofensivas OF-F1, que contenían 76 g. Prohibidas en 2014, fueron el arma con la que un gendarme mató al joven de 21 años Rémi Fraisse durante las protestas en la Zona a Defender (ZAD) de Sivens.

Las granadas GLI-F4 ya fueron empleadas en la intervención de marzo en la ZAD de Notre Dame de Landes. “Era muy extraño que la policía las utilizara en la ciudad antes de las manifestaciones de los Gilets Jaunes”, explica Ian, miembro de Désarmons-les. La gendarmerie anunció el año pasado que las dejará de usar cuando terminen el stock. Ian teme que serán reemplazadas por las GM2L, que ya han empezado a aparecer. Granadas que liberan gas lacrimógeno y crean un gran estruendo, pero no contienen explosivo.

“También utilizan granadas de desencerclamiento”, afirma Gassiot. Proyectan 18 trozos de caucho que salen disparados en todas direcciones, causan un fuerte trueno y pueden contener gas lacrimógeno. “La policía, supuestamente, debe servirse de ellas cuando están acorralados y quieren abrir un corredor. Pero hemos constatado que a veces lo utilizan casi por diversión”, apunta. La policía utiliza granadas de desencerclamiento frecuentemente en los barrios populares, según Ian de Désarmons-les: “desde 2016, observamos un uso ofensivo más que defensivo de estas armas”, remarca.

Ante un herido de granada, “teníamos que hacer venir a una ambulancia, pero era imposible hacerla llegar hasta el Jardín Japonés, los alrededores eran un caos”, recuerda Yves. Allí, su equipo reanimó a un hombre con electroshocks, que la confirmada del grupo había traído por su cuenta.

En cada equipo una persona lleva un geolocalizador. La coordinadora del street medic, Manon, se encuentra fuera de la manifestación, en una habitación desde donde controla la ubicación de cada unidad. En el caso de necesitar una ambulancia, ella se comunica con el servicio de urgencias para trazar un recorrido hasta el lugar más cercano y seguro posible de donde se encuentra el paciente.


“Nuestro trabajo es administrar las curas básicas, sin medicamentos. Ayudar a la gente a respirar, proporcionar sérum para los ojos, vendajes, o ver si alguien que ha recibido un golpe en la cabeza responde de forma lógica, si no está consciente, ver si tiene pulso…”, explica Mathilde. En el equipo, otra persona filma en vídeo para dejar constancia de las prácticas que han llevado a cabo. “Si alguien está en el suelo en medio de los enfrentamientos, lo primero es sacarlo de allí. Si esta persona luego tiene una secuela, se nos podría acusar a nosotros, cuando su lesión en realidad viene de la carga policial. Aunque al trasladarlo, también podemos hacer un mal movimiento. Actuamos en tierra de nadie”, reflexiona Virgil, que todavía tiene los vídeos del sábado pasado en el móvil.

“Consideramos que hay un antes y un después de [Manuel] Valls (ministro de Interior entre 2012 y 2014)”, señala Gassiot. “Dio un giro al comportamiento de las brigadas de antidisturbios, pasaron a entrar mucho más en contacto con los manifestantes, lo que genera mucha más tensión y enfrentamientos”, concluye el portavoz del observatorio.

Particularmente, en las prácticas policiales en las manifestaciones de los Gilets Jaunes confluyen distintos factores que ponen a la policía nerviosa, expone el portavoz del OPP. Por un lado, el tramo de la manifestación no está declarado. Los antidisturbios no se sienten en su territorio. Por otro lado, las protestas tienen un carácter imprevisible. Los manifestantes pasan de cantar “CRS con nosotros” a lanzarles piedras”. Pero, por encima de todo, el Ministerio ha movilizado todo cuerpo de policía capaz de salir a la calle. Lo que incluye las Compañías de Securización y de Intervención (CSI) o la policía local. “Cuerpos que han sido armados, pero no formados para la ocasión y que desencadenan el pánico a la mínima”, apunta Gassiot.

Por encima de todo, el Observatorio señala la presencia de la Brigada Anti Criminalidad [BAC], como la más problemática. “Tienen un carácter provocador, cultivan la tensión, aúllan mientras corren o cargan. Normalmente van de paisano, aunque armados, mucha gente los confunde con militantes de extrema derecha”, asegura el portavoz.

Los CRS y la Gendarmerie Mobile son cuerpos entrenados y equipados para resistir a la presión inherente a un cuerpo de antidisturbios. “Tres piedras no deberían hacerles perder el control. Entonces entendemos que su violenta reacción en estas manifestaciones responde a una decisión política desde arriba: dar miedo para disuadir a la gente de salir a manifestarse. Y funciona”, sentencia Gassiot.

La BAC el sábado 15 lanzó granadas lacrimógenas en la plaza del Capitole, la plaza central de Toulouse, mientras llovía, lo que aumenta la nocividad de los gases. “Di suero ocular a niños de 2 años”, relata Virgil. “El día que no sean necesarios los/as street medic en las manifestaciones estaré más que contento”, concluye. De momento, la autogestión popular en forma de asistencia en primeros auxilios es más que necesaria.


Fuente: www.elsaltodiario.com
Fotografías: street medic mujer pared: www.lesinrocks.com / street medic hobre spray: alexandremonbailly.blogspot.com / street medic cazadora vaquera: jactiv.ouest-france.fr

lunes, 24 de diciembre de 2018

El Hospital San Jan de Dios de Zaragoza se integra en el SALUD: ¿Privatización encubierta?

La decisión de esta integración fue tomada en el Consejo de Gobierno de Aragón y le asignaría una población de 65.000 pacientes crónicos complejos además de los servicios que hasta ahora prestaba mediante conciertos.


La Asociación en Defensa de la Sanidad Pública de Aragón (ADSPA) ha calificado la integración en el Salud del Hospital San Juan de Dios como una privatización encubierta, y se realiza “inyectando” a la Orden Hospitalaria San Juan de Dios, la entidad privada vinculada a la Iglesia que gestiona el centro médico, parte del dinero público de la Sanidad Pública que debería ir destinado a fortalecer el sistema sanitario público.

Para ADSPA, está demostrado que la provisión pública de servicios sanitarios tiene menores costes para obtener los mismos resultados en salud y que el empleo público se realiza en mejores condiciones laborales y salariales que el privado.

Desde la organización en defensa de la Sanidad Pública advierten que la gestión pública de los servicios y su contabilidad son más transparentes y aprovechan para recordar al Gobierno de Aragón el fracaso del Consorcio con la MAZ –CASAR-, que su reversión al SALUD costó al erario público unos 20 millones de euros y del que sus cuentas están siendo investigadas todavía por el Tribunal de Cuentas del Estado por haberse observado numerosas irregularidades que pueden ser constitutivas de delito.

“El Gobierno de Aragón se pliega a los dictados de las empresas sanitarias privadas que pretendiendo ampliar sus negocios con financiación pública, siguen insistiendo, en que se impulse estas y otras formas de ‘colaboración’ entre los sectores público y privado”, afirman desde la ADSPA, recordando que esta misma semana la Fundación IDIS que aglutina a los principales grupos de hospitales y clínicas privadas así como de compañías aseguradoras del Estado, también abogaba en una revista médica por un modelo “sinérgico” entre sanidad pública y privada.

Por todo ello desde la ADSPA reclaman al Gobierno de Aragón que “destine el dinero público asignado a esta integración para dotar de personal, medios y recursos propios al SALUD mediante una gestión 100%  pública y eficiente”.


Fuente: http://arainfo.org
Fotografía: www.heraldo.es

martes, 18 de diciembre de 2018

Aspen Pharmacare multiplicó sus beneficios al retirar cinco medicamentos contra el cáncer

El laboratorio Aspen Pharmacare ha multiplicado los ingresos obtenidos por cinco medicamentos anticancerígenos tras retirarlos en 2014 del mercado español y obligar así a los hospitales a adquirirlos en terceros países, donde la compañía ha logrado imponer precios hasta 30 veces más elevados, según documentos a los que ha accedido EL PAÍS.

Estos fármacos no tienen otros que los puedan sustituir y Aspen mantiene desde hace un lustro un pulso con el Ministerio de Sanidad para incrementar sus precios hasta en un 4.000%. En su estrategia, la empresa llegó a plantearse “destruir” lotes enteros de medicinas tras meses de desabastecimiento, según desveló una investigación del diario británico The Times. Sanidad se ha negado hasta ahora a acceder a estas pretensiones (la última vez a primeros de este mes) pero los elevados precios internacionales acaban beneficiando igualmente a la farmacéutica.

Según los datos obtenidos por el diario EL PAÍS, los hospitales españoles pagan hoy 104 euros por cada caja de clorambucilo (para el tratamiento de la leucemia linfática crónica), 30 veces más que los 3,37 euros que costaba en 2014. El busulfano (utilizado para otros tipos de leucemia) se paga hoy a 244,4 euros, 20 veces más que entonces. El melfalán, útil contra varios tumores, ha multiplicado su precio 19 veces. La tioguanina y la mercaptopurina, también indicadas contra la leucemia, son hoy seis y siete veces más caras, respectivamente. Con la última molécula, sin embargo, a la empresa le salió en 2016 un competidor que la vende algo más barata.


Aspen Pharmacare no ha contestado a las peticiones de información de dicho diario. Con sede en Sudáfrica, la compañía adquirió en 2009 su lote de fármacos a GlaxoSmithkline. Poco después empezó a exigir a varios Gobiernos grandes aumentos de precio. En una de 2015, el máximo responsable de la compañía en América Latina, Carlos Abelleyra, resumía así la filosofía de la compañía: “Aspen no investiga, lo que ha logrado que nuestro crecimiento sea tan fuerte es que determinamos de manera muy inteligente las necesidades de ciertos mercados”.

UNA DÉCADA DE CONTROVERSIAS


  • 2009. Aspen Pharmacare compra a GlaxoSmithKline cinco fármacos contra varios tipos de cáncer hematológico.



  • 2012. Correos internos de la empresa revelan que esta pretende aumentar los ingresos obtenidos de los sistemas sanitarios públicos europeos.



  • 2013. Aspen pide al Gobierno italiano un incremento del 2.100% y al español, del 4.000%. Varios países sufren desabastecimientos.



  • Abril de 2014. Aspen retira sus productos de España ante la negativa del Ministerio de Sanidad a atender sus peticiones.



  • Octubre de 2016. Italia multa a Aspen con 5 millones de euros.



  • Febrero de 2017. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) española abre una investigación por “practicas abusivas”.



  • Mayo de 2017. La Comisión Europea abre otra investigación contra Aspen por “subir injustificadamente” los precios.



  • Noviembre de 2018. La Comisión Interministerial de Precios de los Medicamentos del Gobierno español rechaza de nuevo las demandas de Aspen.

En 2013, Aspen tuvo un primer enfrentamiento con el Gobierno italiano, que se negó a multiplicar el precio de los cinco fármacos. Durante la pugna, el laboratorio incurrió en prácticas irregulares que le acarrearon una multa en 2016 de cinco millones de euros por las autoridades de la competencia del país.

En España, los momentos de mayor tensión se produjeron a finales de 2013, cuando Aspen llegó a pedir incrementos que multiplicaban por 40 los precios iniciales, según fuentes sanitarias. Ante la negativa de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), la compañía dejó comercializar sus productos en el país a finales de abril.

Proceso abierto

A principios de 2017, la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) también puso el foco en Aspen por “prácticas abusivas”. El proceso quedó en suspenso cuatro meses más tarde, cuando la Comisión Europea anunció su propia investigación al detectar prácticas irregulares en varios Estados miembros. La Comisión afirma que el proceso sigue abierto y que no informará de él hasta su conclusión.

La situación de bloqueo entre Aspen y el Gobierno español fue tratada el día 30 del pasado mes por la Comisión Interministerial de Precios de Medicamentos, que estudió la última propuesta de la farmacéutica. Esta sigue solicitando un aumento que va de ocho a 40 veces más sobre los precios de referencia de 2014, algo que el Gobierno, de nuevo, rechazó. El proceso, sin embargo, sigue su curso y queda abierto un plazo de alegaciones en el que la compañía podría presentar precios más bajos. Sanidad asegura que está culminando un expediente que remitirá a la Comisión Europea para que sea incorporado a su investigación.

Todas las fuentes consultadas admiten que el de Aspen es “un caso extremo” en el sector. “Lo primero que hacen es quedarse con los llamados fármacos huérfanos. Son moléculas sin competencia porque son baratas y no interesan a los grandes laboratorios ni a los fabricantes de genéricos”, explica un directivo del sector. “Una vez logrado el monopolio de facto, echan un pulso a las autoridades sanitarias. Casi siempre lo ganan porque consiguen subir los precios o se retiran de ese mercado para desviar las compras hacia otros donde sí los han subido”, añade esta fuente.

Francesc Bosch, jefe de hematología del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, explica que “aunque ahora existen tratamientos más modernos, eficaces y caros, el clorambucilo y el resto de fármacos de Aspen siguen siendo imprescindibles”. “Sirven para aquellos pacientes en los que se busca más frenar el avance de la enfermedad que curarla, ya que no está indicado someterlos a los tratamientos más agresivos”, añade. Bosch se muestra muy crítico con estas prácticas: “Hay que dedicar el dinero a la investigación y la práctica clínica. Todo esto no hace más que crear problemas a médicos y pacientes”.

Ramón García Sanz, presidente electo de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia, comparte esta visión, pero también apunta a “los bajos precios de referencia existentes en España”. “Algo estamos haciendo mal cuando a nadie le interesa fabricar un medicamento que sigue siendo necesario. Esto crea las condiciones para que algunas empresas lleven a cabo este tipo de prácticas”, concluye.

"DESTRUIR" MEDICAMENTOS COMO ARMA DE PRESIÓN

La empresa farmacéutica Aspen Pharmacare mantuvo a partir de 2013 una intensa pugna con el Ministerio de Sanidad español. La empresa empezó pidiendo un aumento de los precios cercano al 4.000% y acabó retirándolos del mercado español, en abril de 2014, al no ver atendidas sus pretensiones. El motivo alegado por Aspen era que no podía seguir vendiendo en España porque a los precios fijados por Sanidad le resultaba insostenible.

Sin embargo, una investigación del diario británico The Times, que tuvo acceso a correos internos de la compañía, desveló hace un año su agresiva estrategia. Un mensaje, fechado en octubre de 2014, evidencia que, pese a lo afirmado por la empresa, Aspen Pharmacare seguía teniendo importantes inventarios de fármacos en España que no sacaba a la venta. Un empleado preguntó qué hacer con ellos y la respuesta de un alto ejecutivo fue que “la única alternativa es destruirlos o donarlos”.

Los mensajes revelan que, a partir de 2012, Aspen se fijó como objetivo grandes incrementos de los precios que los Gobiernos pagaban por sus fármacos. En los meses siguientes, Alemania, España, Italia, Bélgica y Grecia, entre otros países, sufrieron problemas de abastecimiento.


Fuente: https://elpais.com
Fotografías: Bote de pastillas: www.diariodenavarra.es / Gráfica: https://elpais.com

miércoles, 12 de diciembre de 2018

Científicos eliminan el VIH en seis pacientes mediante el trasplante de células madre

Científicos del Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa de Barcelona y del Hospital Gregorio Marañón de Madrid han logrado que seis pacientes infectados por el VIH hayan eliminado el virus de su sangre y tejidos tras ser sometidos a trasplantes de células madre.

La investigación, que publicó el pasado lunes día 15 de octubre la revista "Annals of Internal Medicine", ha confirmado que los seis pacientes que recibieron un trasplante de células madre tienen el virus indetectable en sangre y tejidos e incluso uno de ellos ni siquiera tiene anticuerpos, lo que indica que el VIH podría haber sido eliminado de su cuerpo.


Potencial desaparición del VIH

Los pacientes mantienen el tratamiento antirretroviral, pero los investigadores creen que la procedencia de las células madre (de cordón umbilical y médula ósea) así como el tiempo transcurrido para lograr el reemplazo completo de las células receptoras por las del donante (18 meses en uno de los casos) podrían haber contribuido a una potencial desaparición del VIH, lo que abre la puerta a diseñar nuevos tratamientos para curar el sida.

La investigadora del IrsiCaixa María Salgado, coautora del artículo, junto con Mi Kwon, hematóloga del Hospital Gregorio Marañón, ha explicado que el motivo de que actualmente los fármacos no curen la infección por el VIH es el reservorio viral, formado por células infectadas por el virus que permanecen en estado latente y no pueden ser detectadas ni destruidas por el sistema inmunitario.

Este estudio ha señalado ciertos factores asociados con el trasplante de células madre que podrían contribuir a eliminar este reservorio del cuerpo. Hasta ahora, el trasplante de células madre se recomienda exclusivamente para tratar enfermedades hematológicas graves.

El paciente de Berlín

El estudio se ha basado en el caso del "paciente de Berlín": Timothy Brown, una persona con VIH que en 2008 se sometió a un trasplante de células madre para tratar una leucemia. El donante tenía una mutación llamada CCR5 Delta 32 que hacía que sus células sanguíneas fueran inmunes al VIH, ya que evita la entrada del virus en ellas.

Brown dejó de tomar la medicación antirretroviral y hoy, 11 años después, el virus sigue sin aparecer en su sangre, con lo que se le considera la única persona en el mundo curada del VIH. Desde entonces, los científicos investigan posibles mecanismos de erradicación del VIH asociados con el trasplante de células madre.

Para ello, el consorcio IciStem creó una cohorte única en el mundo de personas infectadas por el VIH que se sometieron a un trasplante para curar una enfermedad hematológica, con el objetivo final de diseñar nuevas estrategias de cura. "Nuestra hipótesis era que, además de la mutación CCR5 Delta 32, otros mecanismos asociados con el trasplante influyeron en la erradicación del VIH en Timothy Brown", ha señalado Salgado.

Falta confirmación

El estudio incluyó a seis participantes que habían sobrevivido al menos dos años después de recibir el trasplante, y todos los donantes carecían de la mutación CCR5 Delta 32 en sus células. "Seleccionamos estos casos porque queríamos centrarnos en las otras posibles causas que podrían contribuir a eliminar el virus", ha detallado Mi Kwon. Tras el trasplante, todos los participantes mantuvieron el tratamiento antirretroviral y lograron la remisión de su enfermedad hematológica tras la retirada de los fármacos inmunosupresores.

Tras diversos análisis, los investigadores vieron que cinco de ellos presentaban un reservorio indetectable en sangre y tejidos y que en el sexto los anticuerpos virales habían desaparecido completamente siete años después del trasplante. Según Salgado, "este hecho podría ser una prueba de que el VIH ya no está en su sangre, pero esto solo se puede confirmar parando el tratamiento y comprobando si el virus reaparece o no".

El único participante con un reservorio de VIH detectable recibió un trasplante de sangre de cordón umbilical (el resto fue de médula ósea) y tardó 18 meses en reemplazar todas sus células por las células del donante. El siguiente paso será hacer un ensayo clínico, controlado por médicos e investigadores, para interrumpir la medicación antirretroviral en algunos de estos pacientes y suministrarles nuevas inmunoterapias para comprobar si hay rebote viral y confirmar si el virus ha sido erradicado del organismo.


Fuente: www.elconfidencial.com
Fotografía: www.elsalvador.com

martes, 4 de diciembre de 2018

327€ menos por habitante gasta el estado español en sanidad que la media europea

España ha gastado 2.446 euros por ciudadano en salud en 2017, 327 euros menos que la media de la Unión Europea, según los datos que se desprenden del último informe Health at a Glance: Europe 2018, que ha sido publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).


La media de gasto sanitario por ciudadano de la Unión Europea se situó el año pasado en 2.773 euros. Esto significa que España se encuentra por debajo de la media en este concepto y, concretamente, se ubica en el puesto número 14 de la tabla, justo en la mitad. Se trata de una lista que se encuentra capitaneada por Luxemburgo, que invierte más de 4.700 euros por habitante.

Asimismo, cabe destacar que España ha bajado la inversión media en salud. Desde 2009 destina un 1,4 por ciento menos de recursos, siendo el noveno país que más ha reducido, en término reales, el gasto por cápita en salud.

Mismo posicionamiento que en 2015

Desde 2015, España ha aumentado la inversión per cápita en salud en 80 euros, situándose por debajo de la media europea, aunque la misma era 8 euros mayor en 2015 que en 2017, ya que estaba en 2781 euros. Sin embargo, desde ese mismo año el país se sitúa en la misma posición, el número 14 de 28 respecto los baremos fijados por la OCDE.

Por el contrario, en 2012 España se encontraba justo por encima de la media de la OCDE, ya que el gasto español se situaba en 2.243 euros y el europeo en 2.193 euros. En cambio, desde entonces solo ha perdido una posición en la estadística, lo que significa que desde 2012 España mantiene prácticamente el mismo nivel de gasto en términos absolutos, aunque ha reducido su crecimiento en un 1,4 por ciento.

El gasto suizo

Por encima de todos los países europeos, sean o no comunitarios, destaca Suiza, que en 2017 destinó una media de 5.799 euros por ciudadanos en cuestiones de salud. Se trata del Estado que más invierte en este concepto y cerca solo le siguen Luxemburgo con 4.713 euros y Noruega con 4.653 euros.

En el lado opuesto se encuentra Albania, el país que solo destina 583 euros por habitante en materia de salud. El 'podio' de los que menos dinero invierten en la salud de su población lo completan Macedonia con 638 euros y Montenegro con 728 euros.


Fuente: www.redaccionmedica.com
Fotografía: informe Health at a Glance: Europe 2018