miércoles, 14 de diciembre de 2016

La importancia en la atención del ictus en Aragón

El ictus es la primera causa de muerte en mujeres y la segunda en hombres. Es una enfermedad que afecta, generalmente, a personas mayores de 50 años, por lo que, dado  el progresivo envejecimiento de nuestra sociedad, esta enfermedad cerebrovascular supone un grave problema de salud pública. Hoy, es la primera causa de discapacidad y la segunda causa de demencia, tras la enfermedad de Alzheimer.

Cada 6 minutos se produce en España un ictus y cada 15 un fallecimiento por esta causa. En España se producen, cada año, alrededor de 100.000 casos nuevos de ictus. En Aragón es la primera causa de muerte y discapacidad. Se producen unos 3000 ictus al año, alrededor del 20% de los cuales fallece en los primeros meses y hay un 50% con algún grado de incapacidad. Es también una de las primeras causas de ingreso en residencias asistidas, conlleva un porcentaje elevado de las consultas y más del 50% de los ingresos en los Servicios de Neurología.

La atención al ictus empieza desde la prevención y desde el control de los factores de riesgo. Así lo puso de manifiesto el Dr. Carlos Tejero en la jornada organizada por la La Asociación Ictus de Aragón (AIDA) a últimos de octubre. Hábitos poco saludables como el tabaco, la cocaína, el alcohol o el sedentarismo se asocian al ictus. También se deben tener en cuenta factores de riesgo relacionados con las enfermedades del corazón como la hipertensión, diabetes, colesterol, obesidad o cardiopatía isquémica, que representan un riesgo para el ictus.

Pero, el doctor Tejero, señaló que personas sin ninguno de estos factores puede tener un ictus por otras causas, una arritmia, una enfermedad hematológica, una enfermedad infecciosa o inmunitaria. “El Ictus puede aparecer sin ningún aviso y ser la primera de las manifestaciones de alguno de los problemas que hemos comentado”, de ahí la importancia de conocer las formas de manifestarse un Ictus, porque reconociendo los síntomas va a ser posible que se pongan en marcha las medidas para tratarlo. Además, “es importante que las personas que han tenido un ictus conozcan los factores de riesgo que tienen para poder controlarlos”, recordó el neurólogo del Hospital Clínico. 


En Aragón, la puesta en marcha del programa de coordinación asistencial Código Ictus ha logrado que la mortalidad por esta patología haya descendido un 28% en los últimos cinco años, según explicó el doctor Javier Marta, coordinador de la Unidad de Ictus del Hospital Miguel Servet y actual coordinador del Grupo de Seguimiento del Programa de Atención al Ictus en Aragón (PAIA), quien ha expuesto los diferentes eslabones de la cadena asistencial.

En su intervención recordó la importancia de difundir los signos de alarma, aquellos que deben llevar a solicitar ayuda urgente, preferiblemente a través del 061: debilidad de un lado de la cara (se le torció la cara), debilidad brusca de un brazo o una pierna (se le caen las cosas, se cae), alteración del habla (cambia las palabras, las dice mal o no se le entiende) o pérdida brusca de visión en un ojo o en ambos.

Los neurólogos hablan de que el “tiempo es cerebro” para recalcar la importancia de llegar al hospital cuanto antes, ya que los tratamientos solo son efectivos en las primeras cuatro horas. Cuando se activa el Código Ictus,  se pone en marcha el 061, avisa al hospital más cercano para que se prepare, ha explicado el Dr. Marta, quien ha detallado como actúa el equipo sanitario en la urgencia del hospital, cómo los modernos tratamientos pueden romper (fibrinolisis) o extraer el trombo (trombectomía) y cómo los hospitales se coordinan entre sí para poder realizarlo mediante internet y videoconferencia.

La rehabilitación del paciente que ha sufrido un ictus debe incluir “el aporte al paciente y a sus familiares de los conocimientos y las habilidades para identificar y afrontar las repercusiones de la enfermedad sobre  la vida diaria”, explicó el Dr. Alfredo Blasco, médico-rehabilitador de AIDA.

El objetivo de la rehabilitación es disminuir al máximo los déficits o discapacidades experimentadas por el paciente que ha sufrido un ictus, así como facilitar su reintegración social. “Es importante hacer comprender que no vamos a conseguir una recuperación ad integrum. Debemos ayudar al paciente a adaptarse a sus déficits y no a librarse de ellos”, añadió.

Los programas de rehabilitación deben incluir técnicas de Fisioterapia, Terapia Ocupacional y de Logopedia, según la discapacidad que sufre el paciente. Y será importante una buena valoración por parte del neuropsicólogo para determinar el estado anímico y mental del paciente y su disposición para participar y colaborar en el tratamiento.

Fuente: www.blog.iacsaragon.es
Fotografía: elclarinweb.com